“La Fuerza que devuelve un resorte a su posición de equilibrio es proporcional al valor de la distancia que se desplaza de esa posición”. Esto se cumple según la siguiente ecuación:
F = -k•x
Donde F es la fuerza, X lo que comprimamos o estiremos el muelle al deformarlo y K es una constante propia de cada muelle. En otras palabras cuanto más comprimas (o estires) un muelle, más fuerza devolverá cuando lo liberemos, para volver a su posición original. Y dependiendo de lo duro que sea ese muelle (K), más fuerza necesitaremos para deformarlo.
Este es un concepto tan intuitivo y tan fácil de entender, que se ha estado utilizando mucho tiempo para explicar determinados aspectos del Wing Tsun, sobre todo, a alumnos que aun no habían alcanzado el nivel suficiente como para entender en que momento debían ceder ante una presión que provenía de su compañero.
En los primero grados se trata de que los alumnos interioricen las estructuras del Wing Tsun. En el choque con un compañero, estas estructuras se ven sometidas a una serie de fuerzas que las deforman, pero, y ahí está lo bueno, la fuerza que origina esa deformación, queda almacenada en la estructura, en forma de energía potencial, como si de un muelle se tratara, y en algún momento, cuando la fuerza que recibamos nos haga ceder, toda esa fuerza que almacenemos, sumada a nuestra propia fuerza muscular, se liberará convertida en un golpe letal, dirigido hacia nuestro adversario… Brillante!
¿Brillante? A lo mejor no lo es tanto. Todo esto funciona bien en esos niveles en los que la forma y la técnica son más importantes que los principios del Wing Tsun. Pero esta elaborada explicación, basada en la Ley de Hooke, queda desbaratada cuando prestamos atención al principio que dice que cedas cuando encuentres una fuerza. De esta manera nunca podríamos cargar nuestro muelle, ya que tendríamos que ceder en cuanto notáramos que una fuerza se interpone en nuestro camino.
Incluso si decimos; “ante una fuerza mayor, cede”, el muelle seguiría sin funcionar, si diéramos con un compañero, menos fuerte que nosotros, ya que este cedería antes y atacaría primero.
A muchos practicantes de Wing Tsun se les llena la boca con la, ya mítica frase: “…be water, my friend”. Pues el agua no se comporta como un muelle, es más, cuando encuentra un obstáculo, lo rodea desde el primer momento… esto debería darnos mucho que pensar.
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