¿Es posible que en algún momento de la historia del Wing Tsun, se hubiera perdido la herramienta que nos podría permitir utilizar eficazmente todas las aptitudes que desarrollamos con su práctica?
Observando disciplinas enfocadas a las competiciones deportivas, como por ejemplo el boxeo, si nos limitáramos a entrenar sólo su parte técnica; saco, desplazamientos, sombra… y no combatiéramos, conseguiríamos mejorar nuestro fondo, reflejos, rapidez… pero seguro que no seríamos buenos boxeadores.
Técnicamente, un practicante de Wing Tsun de bajo nivel, poco o nada tiene que ver con un grado alto. Este último posee unos niveles de sensibilidad (chi sao) y de coordinación muy superiores, fruto de la internalización del sistema que se va produciendo según evolucionan dentro de este. Sin embargo, está diferencia no siempre se observa cuando sacas a ese grado alto de sus programas y lo obligas a utilizar su Wing Tsun en un entorno más “real”. Bajo estrés, todo ese trabajo técnico desaparece y muchas veces los puños rectos en cadena acaban por convertirse en el clavo ardiendo al que aferrarse. ¿Qué ha sido de todas esas horas que has pasado practicando chi sao?
Llegados a este punto podríamos pensar que el 90% de lo que se aprende en el Wing Tsun no sirve más que para engañar a la gente, prometiéndoles que cuando conozcan el sistema completo, y después de dejarse miles de euros por el camino, serán invencibles. Porque al fin y al cabo, la mayor parte de las peleas que vayamos a tener, las podremos solucionar saliendo hacia delante como becerros y tirando puños en cadena…
O también podríamos pensar que algo falla en nuestro entrenamiento, cuando vemos que no somos capaces de utilizar en combate todas esas habilidades reales que el Wing Tsun nos ha dado. Resumiendo, que hay un fallo de entrenamiento y no de sistema.
Una vez escuché decir a un sifu, que durante muchos años había estado aprendiendo y practicando formas y secciones de chi sao, con la esperanza de que, una vez completado el puzle, todo tendría sentido. Pero cuando finalmente consiguió juntar y encajar todas la piezas, esa iluminación no llegó.
G.M. Keith Kernspecht dice que; “El necio aprende el ejercicio, el sabio aprende del ejercicio”.
El Wing Tsun pone a nuestra disposición herramientas, que bien utilizadas, mejoran notablemente muchas de las habilidades necesarias para la lucha. Pero que desarrollemos esas habilidades no nos convierte en luchadores. El único camino que existe para convertirse en un buen luchador, es luchar (creo que no acabo de descubrir la pólvora), y nadie puede poner en duda, que el objetivo del Wing Tsun es crear buenos luchadores.
Sería muy tentador pensar que el problema se solucionaría dando un mayor peso al combate dentro del entrenamiento. La respuesta sería afirmativa si el Wing Tsun fuera un deporte de contacto, pero no lo es. El objetivo del Wing Tsun es crear luchadores que sepan desenvolverse en enfrentamientos no deportivos, y es muy difícil recrear estas condiciones en un entrenamiento. Esto tampoco significa que el trabajo de sparring no sirva para nada, sólo que es una herramienta más.
¿Y entonces, cómo comprobamos si nuestra forma de entrenar es la correcta? A través del feedback.
¿Qué es el feedback? Muchas empresas están interesadas en conocer las experiencias de sus clientes después de que estos hayan adquirido sus productos o servicios. Esta información les permite corregir errores y mejorar sus productos en el futuro. Esto es el feedback.
En el Wing Tsun, el feedback viene a través de las experiencias que viven sus practicantes cuando se ven forzados a utilizar sus conocimientos en enfrentamientos reales. Estas experiencias permiten desarrollar herramientas que facilitan el aprovechamiento de todo el potencial de nuestro sistema. Es lógico pensar que la eficacia de estas herramientas será directamente proporcional a la cantidad de información de la que dispongamos.
Está claro que al final, nuestra eficacia como luchadores dependerá exclusivamente de nosotros mismos. Y seguro que cuanto más sudemos en el entrenamiento, menos sangraremos en la batalla. Yo veo mi entrenamiento como un triangulo, con el Wing tsun clásico, el trabajo de sparring y las herramientas desarrolladas a partir del feedback, en cada uno de sus vértices.
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